Función Pública y la
vigilancia de la Salud
Tras un esfuerzo titánico, Función Pública, ha sido capaz de
poner en el foco de su atención la Vigilancia de la Salud de los trabajadores y
trabajadoras de la AGE.
La primera conclusión, y menos mal, es que la
Administración debe garantizar la vigilancia periódica del estado de salud de
su plantilla en función de los riesgos inherentes al trabajo.
¡Uf! Menos mal. Aunque algunos y algunas responsables de la
Administración le han pillado gusto a la redacción y lo de la periodicidad les
permite pegarse cuatro o cinco años con la vigilancia pendiente de realizarse.
Pregunten a la plantilla del Ministerio de Empleo y Seguridad Social o a la de
la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
Más allá de esa primera afirmación el informe realizado se
columpia con un cierto peligro:
a) Primero sale a relucir el gasto de 5 millones de euros que
supone la realización de los reconocimientos médicos aunque reconoce que ello
es así porque solo el 12% puede hacerse con medios propios.
b) Por otro lado nos dicen que los reconocimientos tienen muy
poca eficacia a la hora de controlar la salud de trabajadores y trabajadoras.
Los reconocimientos son poco específicos. ¿Porqué? Según interpretan lo que
debería controlarse son aquellos riesgos que se desprendiesen de la evaluación
y no los chequeos generales (la expresión es de Función Pública) que ahora se
realizan.
c) Lo que el ciclo sea anual tampoco lo termina de entender
Función Pública. El motivo no queda especialmente claro pero deja entrever que
si la revisión debe estar vinculada a los riesgos detectados en la evaluación,
el régimen temporal podría ser otro.
d) Hay contradicciones de bulto. Defienden las reconocimientos
muy específicos, pegados a las realidades de cada uno de los puestos pero
defienden la necesidad de revisar la forma en que se realizan y se ejecutan los
contratos de vigilancia de la salud. En cualquier caso, lo que domina la
reflexión es la cuestión de coste.
e) Por último citan una dificultad que está apareciendo
relacionada con la construcción de la historia clínica del trabajador o
trabajadora derivada de que cada año se le adjudica a una empresa diferente. En
este apartado debemos estar de acuerdo pero además, indirectamente, está
reconociendo que el reconocimiento es anual.
Las alternativas y propuestas están sin realizar pero de los
títulos que se proponen fácilmente se puede concluir que lo que realmente
domina en la intención de Función Pública es la búsqueda de fórmulas que
abaraten el coste.
Estamos ante un estudio de parte, realizado exclusivamente en
el seno de la Administración y necesariamente, en algún momento deberá terminar
en la mesa de negociación. Veremos finalmente cuales son las propuestas pero no
vamos a permitir que se pretenda jugar con la salud de las trabajadoras y
trabajadores de la AGE devaluando más aún el sistema de vigilancia de la salud.
Un saludo.
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