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miércoles, 19 de marzo de 2014

Las oposiciones del futuro



Las oposiciones del futuro

La comparación de dos procesos selectivos actualmente abiertos para acceder a puestos en diferentes Administraciones públicas puede dar idea de una tendencia alarmante a la falta de objetividad y a la manipulación.

A) El primero de los ejemplos es el proceso selectivo para acceder al cuerpo técnico de la Agencia Tributaria, un proceso en el que estoy enfrascado a tiempo completo desde hace meses.. Responde al formato tradicional consistente en evaluar los conocimientos de los candidatos. Hay tres pruebas eliminatorias. La primera consta de un examen con preguntas y supuestos prácticos sobre derecho civil, derecho mercantil, economía, derecho administrativo y constitucional y otro examen de idioma (inglés, francés o alemán). La segunda prueba consiste en resolver durante cuatro horas diferentes supuestos de contabilidad financiera, contabilidad de sociedades y matemáticas financieras. La tercera prueba es un examen sobre derecho financiero y tributario y el desarrollo de un tema. Luego hay que leer el tema ante un tribunal que te formula preguntas. Superado todo ello, se debe superar un curso de cuatro a cinco meses de duración, con asignaturas de gestión tributaria, inspección y recaudación, debiéndose aprobar una evaluación final. 

Es, pues, un proceso duro, que yo creo que se justifica por tratarse de puestos de cierta complejidad técnica y enorme grado de especialización. En cualquier caso, parece lo bastante fiable, siempre que se eviten las trampas, para seleccionar al personal idóneo.

B) El segundo ejemplo me ha llegado por la academia ADAMS (Diario Oficial de la UE de 13-marzo-2014). Se trata de más de cien plazas de administradores para instituciones de la Unión Europea. Son puestos también en teoría muy cualificados, puesto que exigen igualmente titulación universitaria. Pero el proceso selectivo es muy "innovador". Consta de una primera evaluación de la capacidad de "razonamiento lógico, razonamiento abstracto y numérico". A continuación se evalúa la capacidad de "juicio situacional" (sea eso lo que sea). Luego hay que hacer un trabajo en grupo (sin que se determine su contenido), para examinar la capacidad de elaborar "estrategias grupales" u esas cosas. Y, por último, se ha de pasar por una "entrevista estructurada" (que tampoco sé lo que es, como no se me ocurre qué puede ser una entrevista "desestructurada").

Ese tipo de payasadas posmodernas son cada día más frecuentes en los procesos de selección de personal para Administraciones públicas. El grupo de "sabios" que trabaja en la reforma de la Administración ya ha adelantado que estas cosas le gustan. Lo que es comprensible, porque permite seleccionar a quien les dé la gana (¿qué criterio objetivo puede existir para determinar si alguien posee suficiente "juicio situacional?). Después de todo, imagino que pensarán que para el trabajo técnico ya están las empresas privadas que se contraten. Eso sí, quizá los barrenderos y los ordenanzas tendrán que seguir superando exámenes de cultura general en los que demuestren unos conocimientos mínimos de matemáticas, lengua o historia.

Significativamente, cada día hablan menos de "técnicos" cuando aluden a los puestos más altos de la Administración y más de "directivos". Y, para ser directivo, ya se sabe, no es necesario tener muchos conocimientos técnicos; con un poco de "juicio situacional" va uno sobrado.

Me escandaliza que todo esto esté pasando sin que nadie dé la voz de alarma, porque, al margen de las ironías, creo que es muy grave.

Un abrazo.

Ricardo

PD.- He enviado este mensaje sin corregir porque he de irme ya de la oficina. Así que disculpad los errores.
Ricardo R.

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